Guadalupe Dueñas



Guadalupe Dueñas: una cuentista hechizante


El 19 de octubre de 1920, en Guadalajara, Jalisco, nació una pequeña que, unos años después, nos deslumbraría con su narrativa, la cual merece un mayor reconocimiento que del que ahora goza. Esa pequeña fue Guadalupe -Pita, Lupita- Dueñas, la segunda de quince hijos, sus padres, muy opuestos entre sí, formaban una pareja fuera de lo común. Definitivamente la peculiar personalidad de sus padres la inspiró para crear sus cuentos. Tomó cursos de literatura en la Universidad Autónoma de México pero no estudió ninguna licenciatura, también fue a talleres de escritura para mejorar sus textos. Guadalupe dueñas tuvo una reputación noble y grandes figuras la han calificado como “hechicera”, “maga”, y “una maravilla” por su forma de escribir, con atmósferas de horror y dramas fantásticamente sombríos.
El primero que le dio la oportunidad de publicar sus cuentos fue Emmanuel Carballo, quien encontró en alguna feria del libro un pequeño libro hecho y pintado a mano donde contenía la “Historia de Mariquita”, posteriormente agregado a la compilación de cuentos Tiene la noche un árbol (1958). Publicó cinco libros en vida: Las ratas y otros cuentos -publicado originalmente en 1954- que se incluyó en Tiene la noche un árbol (1958), No moriré del todo (1976), Imaginaciones (1977) y Antes del silencio (1991). Su primer libro fue recibido por la crítica de muy buena manera, aprobando las imágenes que presentaba en sus cuentos, el humor y la ironía, el
lenguaje que utilizó. Sin embargo, aciertos que señalaron en esta obra fueron los que mostraron como inconsistencias en su segunda obra publicada -de cuentos realistas-, recomendándole que se mantuviera en el género fantástico.
Después de su muerte se dieron a conocer más obras de la autora, principalmente poesía que hasta entonces resultaba desconocida para todos. A pesar de haber incursionado en varios géneros literarios es principalmente definida como una excelente cuentista, de acuerdo a Poniatowska. Tiene la noche un árbol (Dueñas, 1985) ha perdurado en el tiempo -aunque sea poco conocido- gracias a su estilo único. Guadalupe Dueñas escribe sus cuentos con una estructura, un lenguaje y un tratado de la historia que no se atiene a un modelo exclusivo, cada cuento sorprende por su originalidad.  En el caso de “La historia de Mariquita” tenemos el relato de una familia muy peculiar. Los padres y sus seis hijas tienen un secreto que los lleva a mudarse de casa con mucha frecuencia, en primer lugar, para evitar  que las personas se dieran cuenta y en segundo, para librarse de las habladurías de las personas y no ser juzgados por algo que los demás no eran capaces de entender.
 Al principio de la historia no entiendes quién o qué es Mariquita, así que desde las primeras líneas Dueñas logra cautivar al lector. “Lo importante era descubrir el lugar de Mariquita. En ocasiones quedaba debajo de una cama, otras en un rincón estratégico; pero la mayoría de las veces la localizábamos arriba del ropero”, lo cual nos hace especular, ¿será Mariquita su mascota? ¿Una planta? Pero de ser el caso, ¿por qué querían esconderla? Lo vuelve aún más perturbador al mencionar que a la madre no le gustaba tenerla en su habitación y a Carmelita (una de las hijas), le provocaba terror tenerla en su habitación, contrario al sentimiento de diversión que le causaba a la hermana mayor, quien cuenta la historia.
Para este punto ya conocemos a qué se refiere la narradora cuando habla de Mariquita. Prosigue la historia diciendo que sus padres mueren, ahora es ella y sus hermanas quienes pasan a hacerse cargo de Mariquita, pero, aunque la quieren, no pueden cuidarla de la manera en que lo hacía su padre, y ahora tenerla en casa se vuelve una carga muy pesada para las hermanas, y mantener el secreto es cada vez más difícil. Al llegar a una casa bastante descuidada las hermanas trataron de adaptarse y formar un ambiente de felicidad y paz, pero lo único presente todo el tiempo en su entorno eran los secretos, ese fastidio de no saber qué hacer. El punto de quiebre sucedió poco después, cuando las sirvientas empiezan a hablar de las hermanas, “Como todas éramos solteras con bastante buena reputación se puso el caso muy difícil”, ellas deciden enterrar el secreto y seguir adelante, tratar de formar una vida lejos de que siempre habían conocido.

El párrafo final logra un cierre increíble, lleno de nostalgia, de melancolía, que ocasiona que se le oprima el corazón al lector, trasmite la tristeza que siente la narradora por haber dejado atrás lo que había vivido junto a ella toda su vida. Este cuento logra una atmósfera fantástica y de horror. Toma un hecho real, y lo convierte en un relato que te envuelve en su estilo y traspasa las páginas para llenar al lector de esa experiencia. Es importante notar el cambio de tono dentro del cuento; se empieza la narración con un discurso que denota la inocencia de la narradora, el cual va cambiando junto con la joven, se vuelve maduro, con un dejo de prudencia, de sensatez. La historia crece a la par que sus personajes. Por estos aspectos y más es que “La historia de Mariquita” es un cuento relevante para mostrar la variedad de estilos de los autores del siglo XX en México, y resaltar también que las mujeres ya podían contar con el reconocimiento de ser escritoras y la admisión de que tenían tanto talento como los hombres.
Guadalupe Dueñas es una escritora que logra ganarse el respeto de sus contemporáneos y ser alabada por la crítica. Leer sus libros es entrar en un mundo donde no sabes qué esperar, y es precisamente esto que sus obras han perdurado, y siguen siendo bien aceptadas entre el mundo literario. Dueñas es un must read si se quiere conocer de la literatura del siglo pasado, principalmente sobre el cuento en nuestro país.


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